Hola cinéticos, traigo malas noticias. Por primera vez en mi vida he visto una superproducción llena de CGI, slow-motion y trajes de cuero y no me he sentido como si estuviera jugando al poker con Jason Statham y Sylevester Stallone. No quiero asustaros, pero creo que no me ha gustado. Aquí va mi crítica de Matrix Resurrections. Si Neo levantara la cabeza…
AVISO: Esta crítica contiene esa palabra inglesa que usamos cuando no queremos que la gente que no ha visto el Sexto Sentido sepa que Bruce Willis está muerto.
Aparentemente Lana Wachowski va regulín de pasta y por eso se ha tenido que hacer como Los del Río y recurrir a la Macarena porque lo demás no le funciona. ¿Y qué excusa ha utilizado para revisitar la saga que le dio éxito, dinero y una crisis de identidad binaria? Pues no lo sé, pero se tiran como 20 minutos justificándose ante el espectador, lanzándole guiños y autoparodias y tratando de convencerles de que se olvidasen del dualismo de la saga original y de que esta visión es la buena.
Neo ahora es un programador de videojuegos con un pelazo digno del Elegido. Después de liderar a la humanidad contra las máquinas, su misión en este nuevo comienzo es conseguir una tarde de peli y mantita con Trinity, que ahora es groupie de Ducati y madre de familia.
Para ello contará con la ayuda de una nueva Alianza Rebelde multirracial sacada de un catálogo de Desigual y con un Morpheo más joven, más bromista, más digital y más susceptible de llevarse una hostia por imbécil.
También les ayuda el montador de la película que va esparciendo cortes de la saga original cada 47 segundos para que los personajes se ubiquen en este sinsentido.
La misión de Neo en esta película es conseguir una tarde de peli y mantita con Trinity
Neo, ejemplo de mentalidad de tiburón
Vuelven a aparecer el Agente Smith, pero esta vez es un estudiante de ESADE y Niobe, pero esta vez es Lil’ Wayne.
Y pulula por ahí un psiquiatra, porque lo vamos a necesitar todos después de esto.
Vamos a saltarnos las parrafadas filosóficas e ir al alma del cine, que como bien saben los cinéticos, son las escenas de acción. Pero es que ni eso se salva. Me encanta que haya 4 planos por segundo, pero 5 ya es pasarse. Y lo que se ahorraron en personajes carismáticos pudieron habérselo gastado en un técnico de iluminación, porque se ve menos que los tatuajes de Vinicius. ¿Y para qué teníamos la saga de Matrix si no para empacharnos de píxeles con música techno? ¿Para pensar?
Las peleas de kung-fu siguen siendo efectivas, pero Keanu Reeves ahora es un jedi y prefiere usar la Fuerza antes que doblar el lomo.
No sé si habrá secuelas, porque la verdad es que de la trama no me he enterado mucho, pero parece que Neo y Trinity se molan.
Aunque me lo esperaba, mucho látex pero cero desnudos. Seguimos sin aprender. Y hasta aquí mi crítica de Matrix Resurrections. Con todo el dolor de ese subwoofer que tengo por corazón, mi puntuación es de 5 uzis disparadas en tiempo-bala sobre 10.
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