Hola cinéfilos y demás morralla. Voy a hacer una crítica de una película de mi sensei, mi amo, mi Zeus, mi sex symbol, mi padre y mi prima segunda. Por supuesto, hablamos de Stanley Kubrick. Así que toma asiento, cierra la boca, respira lo necesario para seguir vivo y deléitate con la suma de mi sabiduría y el talento del mejor director del universo Marvel. Vamos con El Resplandor.
AVISO: Esta crítica contiene esa palabra inglesa que usamos cuando no queremos que la gente que no ha visto el Sexto Sentido sepa que Bruce Willis está muerto.
Sir Stanley Kubrick le hizo el favor a un tal Stephen King de adaptar su obra literaria para convertirla en pura magia, en salmorejo de agosto.
Para arrancar esta joya, tenemos al actor de las mil caras, la sobreinterpretación cocinada al punto, el histrionismo perfecto. ¿Jim Carrey? Calla, imbécil. Ese inútil nunca salió en una de Kubrick o en una peli independiente yugoslava, así que se queda en payaso sobreactuado. Hablamos de Jack Nicholson.
Con el inicio, ya nos damos cuenta de que hemos entrado en el paraíso cinéfilo y que todo lo demás será total y absoluta caca. Empezamos con una divertidísima media hora de planos aéreos de carretera en los que vemos unos espectaculares títulos de crédito hechos con la fuente del teletexto.
Llegamos al escenario principal y el maestro nos enclaustra en un hotel de 4000 habitaciones enmoquetado como la casa de tu tía abuela la soltera. Allí, lentamente, muy lentamente, LENTÍSIMAMENTE como debe hacerse el buen cine, nos va dirigiendo hacia lo inevitable. Sabes que ese tío se va a volver loco y al final, ¡¡¡SE VUELVE LOCO!!! Solo Lord Stanley Kubrick podría haber hecho algo así. ¡Qué ingenio!
Todo es perfecto en esta cinta (toma aire porque en la siguiente frase no hay ni una coma): desde el magistral doblaje en castellano al espectacular arco de personaje que realiza el viejo negro que detecta el Resplandor del niño y se cruza los IuEsEi para morir sin haber influido para nada en la trama.
Mientras otros terroristas del cine que se hacen llamar directores van a lo fácil para asustar, San Stanley Kubrick consigue causar terror con lo más simple: los fantasmas de dos niñas en camisón. A nadie más se le había ocurrido usar infantes para generar miedo. Genio.
El Resplandor está lleno de escenas icónicas que ya forman parte de nuestros mejores sueños eróticos como la secuencia del hacha, las vueltas en bicicleta del niño, la puerta con la pintada de REDRUM o los fantasmas que no pueden matar a la familia por ellos mismos pero si abrirle convenientemente la puerta a Jack para liberarle.
En lugar de recurrir a la oscuridad, Su Alteza Kubrick hace un uso espectacular de la luz, iluminando cada escena como si fuese la sala de espera de una clínica dental. De esta manera nos asusta aún más, ya que podemos ver con todo lujo de detalles la cara y dentadura de la actriz Shelley Duvall.
Hablando del tema, otro de los aspectos a destacar de El Resplandor es la dirección de actores. Su Kubrickísima Excelencia repetía las tomas una y otra vez para generar en sus intérpretes una mayor tensión y sensación de cansancio. Estoy se vio reflejado en la actuación y Shelley Duvall ofreció un impecable trabajo que fue reconocido con una nominación a los Razzies.
Para rubricar su ambrosía, el magnánimo director se saca de la manga una escena final (la foto) que no tiene absolutamente ninguna explicación lógica pero que yo me trago con religiosidad porque los caminos de Stanley son inescrutables.
Mi valoración es de 100 botellas de Moet Chandon sobre 10. Nunca nadie volverá a hacerme pasar tanto miedo como Kubrick. Bueno, calla, que ahora viene la Declaración de la Renta…
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- Crítica de 12 Años de Esclavitud
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- Crítica de Mank
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