Hola cinéticos, me han obligado a ver Nomadland y ahora yo os obligo a leer mi crítica. Viendo el cartel parecía una película de esas de introspección y tal. Y viendo la película, también. Yo viendo cine no analizo ni si el volumen está fuerte, así que sufrí mucho con esta.

AVISO: Esta crítica contiene esa palabra inglesa que usamos cuando no queremos que la gente que no ha visto el Sexto Sentido sepa que Bruce Willis está muerto.

Empezamos la historia en Fargo, donde seguimos a la protagonista Fern: una señora que va haciendo “chapús” por toda la América profunda a lomos de su caravana. La directora, Chloé Zhao, nos muestra en una de las primeras escenas como Fern se despoja metafóricamente de todas las banalidades de la vida moderna. O eso, o simplemente le apetecía filmar a Frances McDormand meando en el campo.

Tras el rótulo de la película, hecho en PowerPoint con la Times New Roman, vemos un vídeo corporativo de Amazon. Qué bien tratan a los trabajadores, qué buen rollito hay entre ellos, qué bien les pagan, qué limpitas las instalaciones…

Cuando se le acaba el contrato con Jeff Bezos, la prota va a una quedada convocada por un influencer para gente como ella. Son como una secta con su líder espiritual y ni se te ocurra hablarles de bitcoins, inversiones en inmuebles o mechas californianas porque te abren en canal.

Y a partir de aquí te repiten una y otra vez el tráiler de la película mientras trabaja de una cosa y otra y conoce a más viejas que odian los centros de estética y saben mucho de la vida. Un nómada de estos intenta meterle fichas a nuestra Fern, pero ella ya cerró el kiosko hace tiempo y el otro no se entera.

Chloé Zhao ganó el Globo de Oro y posiblemente ganará el Oscar. Y lo hace filmando los planos recursos típicos de un proyecto de fin de carrera de alumno de cine.

Durísimas y posiblemente fachísimas declaraciones.

Finalmente, vuelve a su antigua casa simplemente para comprobar que no se dejó el grifo abierto y supongo que nosotros debemos interpretar que así se cierra el círculo o algo por el estilo. Es lo que tiene filmar una película con imágenes bonitas y sin guion, que si no captas el mensaje, la culpa es tuya por tonto, no de la directora.

Por cierto, la tal Chloé Zhao ganó el Globo de Oro a la Mejor Dirección y seguramente gane el Oscar. Y lo consigue a base de filmar planos recurso de miradas al infinito, vegetación silvestre, horizontes y carreteras secundarias con música de piano. Vamos, lo que hacen todos los alumnos de cine para su proyecto de final de carrera.

Los cinéticos que sabemos que el buen cine tiene chistes, explosiones y escotes poco tenemos que hacer aquí. Esta película debería estar en un museo, pero para que solo vayan a verla los que les gusta quedarse embobados viendo cómo crece la hierba que luego se van a fumar.

Como aspecto positivo, diría que hay desnudos, pero ahora que los recuerdo, puede que eso también sea un punto negativo.  Mi calificación es de 2 patadas voladoras sobre 10.

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