El cine indio es mucho más que Bollywood, canciones, bigotes y mujeres con un puntito rojo en la frente. Toda una legión de directores y guionistas se pelan los sesos por traerte unas películas de acción dignas de la imaginación de tu sobrino de 8 años. Hoy te traemos un compilado de escenas de cine Tamil o Kollywood que dejan a Michael Bay a la altura de de Danny DeVito.
Kalam Vellum, el western Tamil que definió desde el porno a TikTok
Los años 70 no comenzaron hasta que se grabó esta gloriosa escena en blanco y negro con influencias de la Nouvelle Vague, el impresionismo alemán y las pinturas rupestres. No exageramos si decimos que las coreografías de TikTok tienen su origen aquí. Una increíble pelea con un golpe por minuto, pero 18 planos por segundo. Una tensión que solo cortan los efectos sonoros que evocan a dos ositos de peluche caminando en velcro. Planos anales que sentaron cátedra en la industria porno. Una joya.
I, homenaje al homoerotismo de Van Damme
Bacanal en un gimnasio de guerreros bien musculados y embadurnados hasta el bigote. Que no te engañe la aparentemente ordinaria coreografía inicial de la pelea, el momento de la orquesta pectoral es historia del cine superando a los anuncios de Old Spice. La película que soñó hacer Jean Cleaude Van Damme.
Shera, el perchero invertido
Ojo porque en este escena se junta mil elementos de indudable valor: tortas a medio metro de la cara, volteretas revisadas por el VAR, el arte marcial de la serpiente bífida, el ataque perchero invertido con apuñalamiento digital, José Manuel Parada con esmoquin blanco… Tremendo cóctel que solo el cine tamil podría concebir.
Alluda Majaka, el caballo diésel
Película que protagonizada por el actor Chiranjeevi, uno de los muchos Chuck Norris indios. Que conste en acta que la escena a continuación viene rodeada por cinco minutos de coches que explotan y vuelan aleatoriamente en una ciudad donde la gente aparca sus vehículos en línea en medio de la autovía. Pero no queremos que nada os distraiga de esta proeza audiovisual: tras subirse en un caballo invertido salido de Tenet, a nuestro héroe se le atraviesa un tráiler de 20 metros. El resto es historia.
Sheerskak ka Aavishkaar Kiya, pintándole la cara a Legolas
En India son 1.300.000.000 habitantes. Eso se consigue con puntería. No es de extrañar que estos semidioses tengan una precisión de cirujano, ya sea lanzando un machete con una rosca digna de Bechkam o un coche contra un helicóptero.
Kutti Pisasu, lo que Michael Bay no tuvo arrestos de hacer
Eso de un robot que se transforma en un cochazo es muy fácil, pero ¿cuántos se transforman en un Renault 5 amarillo? El Transformer indio es un homenaje a lo clásico porque además lanza coches 3D sacados de la PlayStation 2. Con eso ya se ha fumado a Michael Bay, pero es que además hace lo que el americano no tuvo valor de hacer: sacar a su hija de 7 años escupiendo fuego. Sí, palabra.
Samaya Hathare Dori, el gentleman educador
De entre millones de indios que contemplan un abuso sexual comiendo palomitas, llega nuestro héroe con ropa de ir al campo a impartir justicia y enseñar modales. Thanos tenía un guantelete, pero en el cine de Kollywood un solo dedo corta el viento para marcar el destino de los malos.
Main Aur Mera Haathi, elephant ex machina
Un duelo a muerte tiene lugar frente a los ojos de un humilde campesino que cava un hoyo. Un ejercicio técnico de cómo saltarse el eje siete veces sin complejos. Una escena repleta de armas secretas escondidas bajo el chándal y una sorpresa final que ni M. Night Shyamalan (hablando de indios)
Enthiram, Terminator ft. Legos
Cuando eres director de cine indio y tienes pasta haces Enthiram. El Avatar tamil con un Terminator de esmoquin de titanio que se clona y se fusiona en distintas formas geométricas para dar estopa a los rivales. Incluye las combinaciones de bola de demolición, rodillo de amasar, papel de fumar, muro de Pink Floyd, castellets de Castellbisbal y el final boss: la cobra metálica.
Gunda, el rebobinado que inspiró a Haneke.
Unos matones le dan soplamocos y patadas en el culo al jefe de policía bajo la atenta mirada de cientos de maniquíes indios. Por ahí pasa un paladín de la justicia para repartir dolor haciendo uso del rebobinado. La pelea final con el jefe es una muestra más de que en el cine tamil, si eres de los buenos, las hostias no duelen.
Hay como unas 800 escenas más que podrían salir aquí. Ya iremos sacando si vais pidiendo, que estáis muy calladitos.