Pues porque vas muy justito. Hola cinéfilos y demás morralla, hoy comentaremos Tenet. Una película que me ha gustado y que dejará de gustarme cuando a vosotros, espectadores medios, os empiece a gustar.
AVISO: Esta crítica contiene esa palabra inglesa que usamos cuando no queremos que la gente que no ha visto el Sexto Sentido sepa que Bruce Willis está muerto.
La última cinta de Christopher Nolan es una bonita historia de espías y mujeres de dos metros. Su trama es muy fácil de seguir, no entiendo a todos aquellos que dicen que no la han comprendido, cuando solo hay que recordar las clases de entropía y relatividad cuántica que nos dieron a todos en 3º de primaria. Yo la entendí perfectamente, a la primera, sin ayudas ni buscando en Youtube “final tenet explicado”. Yo os la podría explicar perfectamente, pero no puedo… Porque… La verdad es que… Bueno, he quedado y tengo prisa.
La historia empieza en un escenario de ciencia ficción: la ópera. Hay disparos y pasan cosas que yo entendí pero vosotros no. Luego el Hijo de Denzel Washington (porque ese es su nombre), va a hablar con una científica francesa y siguen diciendo cosas incomprensibles para los menos dotados intelectualmente. Pero tranquilos, porque aquí Nolan os libra de culpa y suelta lo de “No intentes entenderlo, siéntelo”. Ahora ya podéis dejar de sentiros unos indigentes mentales.
Hay una movida con un cuadro de Goya y a partir de ahí todo marcha como en una película porno: para adelante y para detrás. Y por fin vemos al malo. Hollywood casi había olvidado para qué Dios creó rusos: para hacer de villanos. Y Tenet viene a rescatar ese concepto básico del cine.
También aparece el insufrible Robert Pattinson, actor que hizo Crepúsculo y que solo se le puede juzgar por esa tropelía, ignorando cualquier destello de talento que pueda mostrar en otras producciones. Hace una buena actuación, pero es el puñetero Edward Cullen, así que en realidad hace un papel lamentable.
Luego aprendemos qué es un puerto franco, cómo secuestrar y estrellar un avión usando solo Kleenex con cloroformo y cómo la rubia de dos metros puede abrir su corazón al protagonista a los cinco minutos de conocerle, contándole sus sueños, frustraciones y lo zorra que es su yo del futuro saltando del yate. Claro que esto último ella aun no lo sabe, ni vosotros, solo yo lo sabía. Pero tranquilos, vosotros solo teníais que preocuparos de ”sentir”.
La cosa se lía, van (y vienen) a la guerra, pinza temporal por aquí y por allá, la vikinga mata al ruso antes de tiempo porque su orgullo vale más que la humanidad y yo cada vez la entiendo más y vosotros menos. Y así hasta que llegan los créditos. Fijaos si sois cortitos que el director ha tenido que nombrar al personaje protagonista (El Hijo de Denzel Washington) “Protagonista”, para que no os perdáis.
Mi valoración es de 7 cervezas artesanales sobre 10. Podéis descansar.