Hola cinéticos, aquí Juanca Van Dan viene a comentar esa obra maestra llena de profundidad y valores que recientemente se ha estrenado: Jurassic World

AVISO: Esta crítica contiene esa palabra inglesa que usamos cuando no queremos que la gente que no ha visto el Sexto Sentido sepa que Bruce Willis está muerto.

En Jurassic World podemos ver lo que soñamos de pequeños: el parque abierto y una pelirroja cañón al mando. Hubiera molado que Malcolm hubiera estado ahí de machote pero han cogido a un rubio que cuando se cruza de brazos se le marca el tríceps, así que también vale.

En esta ocasión, un fallo de seguridad provoca que se escapen los bichos y reine el caos, algo que no se había visto aún en la saga.

El bicho que se escapa se llama Indominus Rex, porque se ve que domina la situación o porque el Domino’s Pizza ha hecho product placement. Por lo visto es inteligente, cambia de color, altera su temperatura corporal,  debate con los velocirraptors, calcula integrales, toca el bajo y está terminando un módulo de electricidad.

Mientras tanto, el chaval del tríceps contra todo pronóstico pasa de los triceratops y se dedica a tratar a los velocirraptors como si fueran yorkshires.

Entre medio hay un par de hermanos que se pierden por el parque, algo que tampoco se había visto nunca. El pequeño es una Wikipedia y solo le interesan los dinosaurios y al mayor solo le interesan las pibitas, hasta que ve a un cocodrilo tamaño familiar comerse a un tiburón y ya todo vuelve a la normalidad.

El caso es que para detener al bicho no basta con enviarle profesionales fuertemente armados. Necesitamos una pelirroja con tacones de aguja y al que susurra a los velocirraptors, que decide que ya está bien de pegar tiros, estrellar helicópteros y tratar de romeper sus dientes con el cuerpo, que lo suyo es lanzarle raptores en ráfaga.

El problema es que las velocirraptoras son unas promiscuas de cuidado y van cambiando de alfa cada cinco minutos. Pero en esta peli todo se consigue a base de miradas: el hermano mayor liga por mirar, el rubio se vuelve alfa por mirar al velocirraptor, el T-Rex y el raptor se coleguizan con otra mirada… El poder de la mirada, para que luego vengan con que estas películas no tienen mensaje…

En cuanto a la banda sonora, hubiera estado mejor si la pelirroja hubiera mostrado pechos. Mi valoración es de 8 saltos al vacío en cámara lenta sobre 10.